ESTIGMAS DE MENSTRUAR EN COLOMBIA
«ESO NO SE HABLA EN PÚBLICO»
Menstruar en Colombia para un gran número de niñas, jóvenes y mujeres continúa siendo una vivencia marcada por el temor, la pena, la ignorancia y con frecuencia se enfrenta a una dificultad económica. A pesar de ser un proceso biológico normal que afrontan las mujeres y personas menstruantes durante una etapa considerable de su existencia, todavía se percibe como un asunto vetado, estigmatizado u oculto. Es precisamente esa falta de conversación abierta lo que mantiene vigentes los tabúes, la falta de información y la falta de interés de la sociedad.
Con este informe pretendemos ir más allá de la simple lectura y recepción de información; esperamos que sea percibido con emoción, empatía y comprensión siendo este el primer paso para derribar los estigmas que giran alrededor de la menstruación. Esto que lees no es solo una recopilación de datos y testimonios, es una invitación a entender que la menstruación va más allá de solo sangrar. Implica vivir, proteger, sobrellevar, querer y crecer, en un entorno que frecuentemente ignora y dificulta este ciclo vital. Es así que surge la interrogante sobre ¿Cuáles son los estigmas de menstruar en Colombia? Para dar respuesta a esta pregunta, se reunieron diversas opiniones en cuanto a edad, profesión y lugar de origen; cada una desde sus conocimientos, experiencias y empatía, no obstante, todas llevan a una misma conclusión ser escuchadas, comprendidas y apoyadas frente a la naturalidad de la menstruación.
La Estrategia Intersectorial de Salud y Cuidado Menstrual del Ministerio de Salud y Protección Social (2023) revela que muchas jóvenes colombianas descubren la menstruación en su primer periodo menstrual, sin instrucción previa, lo cual genera inquietud y desconcierto. Dayana Gómez, Psicóloga de profesión, corroboró esto al indicarnos que su primera menstruación ocurrió en el colegio, sin tener idea de qué hacer o cómo reaccionar. Posteriormente, en la pandemia del 2020, vivió una experiencia menstrual difícil, y valoró haberla vivido en su hogar, donde pudo manejarla con mayor calma. Puesto que anteriormente ya había experimentado en su colegio la obligación de silenciar sus inquietudes respecto el tema por simple “prudencia”. Ambas situaciones revelan una alarmante preocupación: ¿Por qué un ciclo completamente natural y biológico en las mujeres debe permanecer en secreto?
De esta manera la desinformación y el miedo han alimentado el rechazo. Es por esto que en el estudio de (UNICEF, 2017) se reveló que, el 20% de las niñas consideran la sangre menstrual como algo sucia, siendo el 50% de las niñas afrocolombianas quienes mayoritariamente tienen esta percepción. La psicóloga social, Carolina Ramírez, desde su trabajo con infancia y adolescencia, busca cambiar esta idea apoyando, acompañando y enseñando a personas menstruantes que no tuvieron una explicación afectuosa sobre su organismo, y resignificando que la menstruación no es un castigo ni un padecimiento, sino una etapa natural que debe comprenderse con respeto y atención.
Desde la perspectiva médica, las ginecólogas Tatiana Gómez y Marcela Villalobos, comparten la idea de que la salud menstrual requiere una comprensión libre de temores y prejuicios. Puesto que durante su carrera profesional se han topado con un sinfín de estigmas y agüeros que han desdibujado e incluso en muchos casos apartado a las mujeres por el simple hecho de “estar menstruando”.
Un ejemplo muy claro y común de estos estigmas es concebir la menstruación como un “proceso de limpieza” en el cuerpo de las mujeres. Y aun cuando suena muy bonito lo único que hace esta afirmación es indirectamente catalogar la sangre menstrual como “sucia”, siendo este ciclo y como se ha mencionado anteriormente: un proceso completamente natural. Sin embargo, ellas no desmienten que, aunque para muchas puede ser un proceso llevadero, para muchas otras mujeres representa un gran reto en términos de seguridad y salud.
Esto se debe a muchos factores debido a que cada mujer y por lo tanto cada menstruación es diferente. Indican que ninguna persona debería conocer mejor el ciclo menstrual que la propia mujer e invitan a crear un diario menstrual que nos permita reconocer los signos de advertencia para posteriormente acudir a ginecología. ATENCIÓN: El dolor excesivo NO ES NORMAL, el flujo incontrolable NO ES NORMAL. Su mensaje es directo, la menstruación no constituye una “enfermedad”, cuando estamos en nuestro ciclo menstrual no estamos “enfermas” pero las patologías relacionadas a la menstruacion si existen y es importante atenderlas. Lastimosamente hay muchas mujeres que han vivido soportando dolores agobiantes durante toda su vida por falta de información y autocuidado.
Una nota estadística del DANE, realizada entre 2022 y 2023, reveló que el 8,0 % de las mujeres encuestadas interrumpieron sus actividades diarias debido a su periodo menstrual. Este dato expone un desafío persistente en el ámbito laboral, donde la menstruación continúa siendo un agobio silencioso para muchas trabajadoras. La abogada laboralista Danna Vargas, durante nuestra conversación, recordó una etapa de su vida profesional en la que sentía que debía “silenciar su útero” para poder continuar con sus labores. Como ella, muchas mujeres enfrentan esta realidad a diario.
En respuesta a esta problemática, surge la propuesta del proyecto de ley Licencia Menstrual Ya, que lleva más de tres años en discusión y será debatido en el Senado en 2025. Esta iniciativa busca otorgar licencias menstruales remuneradas, permitiendo a las mujeres trabajar desde casa durante los días más difíciles de su ciclo. No obstante, la medida también genera controversia: ¿Será realmente una solución o se convertirá en “un arma de doble filo”?, como lo advierte Ana Mateus, coordinadora de gestión humana y seguridad y salud en el trabajo en una empresa privada. Ella plantea que, si bien la intención es positiva, la aplicación podría desencadenar nuevas formas de discriminación laboral. Algunas empresas, especialmente aquellas con funciones operativas y rígidas como las de vigilancia, podrían optar por no contratar a personas menstruantes para evitarse dificultades logísticas.
Licencia menstrual – Foto del proyecto de ley radicado | Foto: Twitter: @MafeCarrascal
Este temor también lo expresa Melissa Ochoa, analista de operaciones en una empresa de seguridad. En su experiencia, eximir a una persona de sus funciones por motivos menstruales es muy difícil en su gremio, donde la operatividad es continua y demandante. Sin embargo, aclara que no se ignoran los retos que enfrentan las colaboradoras, y que siempre se busca brindar soluciones desde la empatía y el cuidado.
Desde el lado organizacional, Ana Mateus señala que, aunque aún no hay medidas generalizadas, algunas compañías han comenzado a implementar estrategias de cuidado menstrual y apoyan activamente el proyecto de ley.
Por su parte, Ángela Cendales, jefe de talento humano en una entidad pública, hace un llamado a confiar en las mujeres, a no juzgarlas por sus ciclos, y a evitar que la menstruación se convierta en una razón para excluirlas de procesos de selección. Tal como lo revela el estudio del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, 2022), la menstruación también puede actuar como una barrera laboral, alimentando prejuicios de género en entornos que aún no comprenden la necesidad de dignificar este proceso natural.
Por eso, aunque propuestas como la Licencia Menstrual representan un avance necesario en la conversación sobre salud y equidad laboral, también requieren ser abordadas con lupa. Tal como nos advirtieron las ginecólogas Tatiana y Marcela durante nuestra entrevista, quienes nos brindaron su propia perspectiva sobre esta posible normativa: si no se implementan con una mirada integral corremos el riesgo de que la menstruación, en lugar de ser reconocida como un proceso natural que merece cuidado, se convierta en una nueva causa de estigmatización. Lo que hoy puede ser una conquista, mañana podría volverse un argumento para excluir, señalar o limitar.
Ahora bien, en situaciones extremas de vulnerabilidad, como lo son los espacios en establecimientos penitenciarios, las cosas son aún más difíciles. Durante el desarrollo de este informe, pudimos contactarnos con María Nesly, una mujer privada de la libertad, quien nos compartió su experiencia sobre la menstruación tras las rejas: “tenemos que solventar solamente con diez toallas higiénicas durante el mes, no tenemos agua suficiente, no contamos con condiciones mínimas y básicas para manejar nuestra menstruación, y ni hablar de la privacidad”.
De forma similar, Agliosca, habitante de calle, nos compartió las dificultades que enfrenta para acceder a productos de higiene menstrual. A menudo debe rebuscarse unas monedas para pagar un baño público donde pueda cambiar su toalla (si es que cuenta con una), puesto que menstruar en la calle no es una opción.
Según la nota estadística del DANE mencionada anteriormente, el 3,3 % de las mujeres interrumpieron sus actividades por falta de dinero para adquirir productos de higiene menstrual. Y el 2,2 % de las mujeres en situación de pobreza utilizaron elementos no convencionales para atender su menstruación, mientras que en la clase alta este porcentaje fue del 0,0 %.
Tanto estas cifras como los testimonios de Agliosca y Nesly nos hacen reflexionar que el derecho a una menstruación digna es también una cuestión de justicia social y de derechos humanos. Es necesario e importante que, al leer esto, nos sensibilicemos y reflexionemos sobre la urgencia de dignificar la menstruación. A este ciclo biológico nos enfrentamos todas, independientemente de nuestra situación. Velemos porque todas recibamos el apoyo que necesitamos.
La adquisición de productos de higiene menstrual no es un reto exclusivo de las mujeres en situación de calle. Junto con Kimberly Camelo, fundadora de Eco Mujer, un emprendimiento colombiano, sacamos cuentas de lo que puede llegar a gastar una mujer mensualmente en productos convencionales como toallas y tampones: un gasto constante que, además, tiene un alto impacto ambiental. Desde su experiencia, Kimberly promueve el uso de copas menstruales no solo por sus beneficios ecológicos, sino también por su aporte a la economía y autonomía de las mujeres. Su emprendimiento gira en torno a educar sobre nuevas formas de vivir la menstruación y derribar el miedo hacia estos métodos alternativos. Como una de las conclusiones de nuestra conversación: la falta de información y el temor a lo nuevo impiden que muchas mujeres accedan a opciones más accesibles y sostenibles y que además se adecuen a lo que cada una realmente necesita. Según el DANE (2023), el 93,1% de las mujeres utilizaron toallas higiénicas durante este año lo que señala un alto porcentaje de mujeres en Colombia que continúan usando productos desechables debido a la falta de conocimiento o a la ausencia de alternativas claras, lo que demuestra la urgencia de seguir ampliando la educación menstrual como herramienta de transformación social.
Imagen tomada de: DANE, Encuesta de Pulso Social – Porcentaje de mujeres que usan toalla higiénica, tampón o copa menstrual, según grupo de edad
Desde el lado organizacional, Ana Mateus señala que, aunque aún no hay medidas generalizadas, algunas compañías han comenzado a implementar estrategias de cuidado menstrual y apoyan activamente el proyecto de ley. Por su parte, Ángela Cendales, jefe de talento humano en una entidad pública, hace un llamado a confiar en las mujeres, a no juzgarlas por sus ciclos, y a evitar que la menstruación se convierta en una razón para excluirlas de procesos de selección. Tal como lo revela el estudio del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, 2022), la menstruación también puede actuar como una barrera laboral, alimentando prejuicios de género en entornos que aún no comprenden la necesidad de dignificar este proceso natural.
Por eso, aunque propuestas como la Licencia Menstrual representan un avance necesario en la conversación sobre salud y equidad laboral, también requieren ser abordadas con lupa. Tal como nos advirtieron las ginecólogas Tatiana y Marcela durante nuestra entrevista, quienes nos brindaron su propia perspectiva sobre esta posible normativa: si no se implementan con una mirada integral corremos el riesgo de que la menstruación, en lugar de ser reconocida como un proceso natural que merece cuidado, se convierta en una nueva causa de estigmatización. Lo que hoy puede ser una conquista, mañana podría volverse un argumento para excluir, señalar o limitar.
Finalmente, en cada una de estas voces hay una verdad latente: menstruar en Colombia sigue siendo un desafío múltiple, atravesado por la falta de información, la inequidad, los estigmas y la precariedad. Sin embargo, también hay fuerza, conciencia y esperanza. Este informe no busca cerrar el tema, sino abrirlo; no pretende ofrecer respuestas definitivas, sino provocar interrogantes necesarias. A continuación, encontrarás nuestras conversaciones con cada una de las mujeres que compartieron sus perspectivas y vivencias para este proyecto. Lo que has leído hasta ahora es apenas un resumen de todo lo que ellas nos contaron. Para que te animes a conocer más, te invitamos a escuchar Voces que sangran verdades, una pincelada sonora de cada conversación que dio origen a este informe.
Voces que SANGRAN verdades:
HABLEMOS DE ESTO…
Durante siglos, la menstruación ha sido un tema silenciado, cubierto de vergüenza, desconocimiento y estigmas. Pero hoy, en esta sección, abrimos el micrófono a quienes viven, investigan, educan y trabajan por transformar esa realidad. Mujeres desde distintos saberes y oficios comparten aquí sus historias, sus perspectivas y sus propuestas. Escuchar sus voces es un paso significativo para entender la menstruación como un proceso biológico, pero no necesariamente fácil de vivir, y que requiere, a grandes rasgos, una buena educación y empatía social.
AGRADECIMIENTOS
POR SU PARTICIPACIÓN EN ESTE PROYECTO.
CAROLINA RAMÍREZ
DANNA VARGAS
KIMBERLY CAMELO
ANA MATEUS
ÁNGELA CENDALES
MARCELA VILLALOBOS
TATIANA GÓMEZ
MELISSA OCHOA
DAYANA GÓMEZ
MARÍA NESLY
ARMO LABORATORIO CREATIVO
PSICÓLOGA Y EDUCADORA MENSTRUAL
ABOGADA LABORALISTA
FUNDADORA ECO MUJER
COORDINADORA EN GESTIÓN HUMANA
DIRECTORA TALENTO HUMANO CANCILLERÍA
GINECÓLOGA Y OBSTETRA
GINECÓLOGA Y OBSTETRA
ANALISTA DE OPERACIONES
PSICÓLOGA
RECLUSA
PROPORCIONAR HOSTING Y DOMINIO
AGRADECIMIENTOS
POR SU PARTICIPACIÓN EN ESTE PROYECTO.
CAROLINA RAMÍREZ
Psicóloga Y Educadora Menstrual
DANNA VARGAS
Abogada Laboralista
KIMBERLY CAMELO
Fundadora Eco Mujer
ANA MATEUS
Coordinadora En Gestión Humana
ÁNGELA CENDALES
Directora Talento Humano Cancillería
MARCELA VILLALOBOS
Ginecóloga Y Obstetra
TATIANA GÓMEZ
Ginecóloga Y Obstetra
MELISSA OCHOA
Analista De Operaciones
DAYANA GÓMEZ
Psicóloga
MARÍA NESLY
Reclusa
ARMO LABORATORIO CREATIVO
Proporcionar Hosting Y Dominio
INFORME REALIZADO POR: